Los reyes han traido un nuevo título a nuestra biblioteca del archivo. No estaba segura de si debía incluirlo o no pero no he podido resistirme.
Se trata de la recopilación de una serie de conferencias que Peter Zumthor impartió a lo largo de varios años. El título elegido hace alusión al tema tratado en ellas, donde reflexiona sobre la arquitectura. También podría haberse llamado Vivir la arquitectura porque esa es una idea que está presente en todo el libro y que lo vertebra (también habla de la importancia de la estructura) No es únicamente el autor quien “piensa la arquitectura” sino que a medida que vamos leyendo, no podemos evitar hacerlo también nosotros.

La arquitectura nos atañe a todos; forma parte de nuestro día a día. La casa en que vivimos, el edificio en que trabajamos, la calle por la que pasamos; el parque a que llevamos a nuestros hijos a jugar. Todos esos espacios son arquitectura y todos forman parte de nuestra vida aunque no nos paremos a reflexionar sobre ello.
Cada casa [edificio] se construye para un fin determinado, en un lugar determinado y para una sociedad determinada. Con mis edificios intento responder, del modo más exacto y crítico posible, a las preguntas derivadas de estos hechos sencillos.
Este párrafo me hizo asentir y concuerda en cierto modo con algo que llevo tiempo pensando. Los tipos arquitectónicos tienen mucho en común con los tipos documentales; ambos responden a una función y cuando esta deja de existir, los tipos dejan de tener razón de ser. Hoy en día ya no se construyen horreos, en el caso de Asturias y Galicia, o lavaderos. Las antiguas plazas de abastos se han reconvertido, dándoles otra función (no tenemos más que pensar en Sama y Ciaño) o se han transformado en una especie de “comercio de delicatessen” –véase los mercados de San Miguel y San Antonio en Madrid o el de San Lorenzo en Florencia)
No pude evitar pensar en la epidemia “Guggenheim” que ha hecho que prácticamente todos los municipios españoles quieran contar con uno de esos edificios “singulares” (me hablo a mí misma de arquitectos estrella; edificios estrellados) En Asturias tenemos dos ejemplos notorios: el Niemeyer en Avilés y el Calatrava en Oviedo; ambos concebidos sin tener en cuenta el entorno ni la función
Una y otra vez me encuentro con edificios configurados ostentosamente y que tienen la voluntad de tener una forma peculiar, y esto me malhumora. Es verdad que el arquitecto que ha hecho estas cosas no está presente, pero no para de hablarme en cada detalle del edificio, y me dice siempre lo mismo, algo que enseguida deja de interesarme. La buena arquitectura debería acoger al hombre, dejarle que viva y habite allí, y no abrumarle con su charla
Mencionan el alma de los edificios, que está relacionada, a mi entender, con “vivir la arquitectura”. Pensaba, al hilo de este texto en esas viviendas que aparecen en las revistas de diseño y decoración, tan bonitas, tan “colocadas” y en la frialdad que transmiten. Son interiores preciosos, con muebles de diseño o antigüedades, pero al mirarlos piensas que nadie se sienta en ese sillón, ni ojea los libros tan primorosamente ordenados sobre la mesa.
Estoy convencido de que un buen edificio debe ser capaz de absorber las huellas de la vida humana y que, con ello, puede adquirir una riqueza especial.
Es inevitable que un arquitecto hable acerca de la belleza y de la importancia de la luz. Y lo relaciona con otra idea que impregna todos sus textos: “la atmosfera”. Trata de ellos en los últimos artículos. Mientras los leía pensaba en como algunos días, cuando vengo a trabajar, me sorprende la belleza en algún lugar del trayecto: Quizás porque ”beauty lies in the eyes of the beholder” [“la belleza está en los ojos de quien mira”]
Me he extendido más de lo que pensaba -, menos de lo que me gustaría- pero quiero acabar con una cita que define muy bien el tipo de arquitecto que es Zumthor.
Hay edificios o conjuntos de edificios pequeños o grandes, impresionantes e importantes, que me empequeñecen, me oprimen, me excluyen, me rechazan. Pero hay también edificios, o conjuntos de edificios, pequeños o gigantescos, que hacen que me sienta bien, que tenga un buen aspecto, edificios que me transmiten un sentimiento de dignidad y libertad, que hacen que me detenga con gusto y disfrute usándolos.
Mi pasión tiene que ver con estas obras.