viernes, 24 de febrero de 2012

Una casa como las de antes

Cuando se hace referencia a la arquitectura industrial lo primero que viene a la mente es la imagen de grandes fábricas o elementos relacionados con la industria (castilletes mineros, aquí en Asturias; gasómetros, depósitos de agua, etc) pero  las viviendas para los miembros de las empresas también forman parte de la arquitectura industrial. 



  Aquí podemos ver algunas imágenes del proyecto de viviendas para ingenieros de la Compañía Eléctrica de Langreo. Ubicados en la actual calle Pablo Picasso (carretera entre La Felguera y Barros) han sido derruídos y en su lugar se han construido nuevos chalets.
El autor del proyecto fue Julio Galán

miércoles, 15 de febrero de 2012

La lista de los catorce

A mediados de enero Cauce del Nalón organizaba una charla sobre Literatura y territorio, a la que no pude asistir por coincidir con un viaje que tenía programado. Uno de los participantes era Nacho Guirado, autor de La lista de los catorce, libro que se une a nuestra biblioteca del archivo. 


Frente a los otros títulos literarios (Fulgencio Argüelles, Cellino, Gallo, Palacio Valdés) incluidos en la biblioteca,  aquí el peso del territorio es mucho menor, casi inexistente; unicamente es un marco geográfico inevitable para que transcurra la acción. Se me ocurre que una explicación plausible es que en realidad se trata, no de una novela histórica o sobre la guerra civil, sino de una historia de amor- el de Ignacio y Luisa, los abuelos del autor.

Recién terminada la novela, sin reposar apenas, las ideas y sensaciones aún no están definidas y tengo que rebuscarlas en mi interior. ¿Historia de amor? Sí, sin dudar; el libro nos cuenta como se conocieron sus abuelos; el por qué Ignacio Blas Notario, campesino de Guadalajara, terminó en Tuilla cumpliendo condena como minero en el Pozo Mosquitera; y como allí conoció a Luisa, de quien se enamoró y por la que, una vez libre, decidirá quedarse en esta tierra.

Uno de los motivos por los que me gustó el libro es porque trata un tema muy poco conocido y estudiado, por el que siento mucho interés: las colonias penitenciarias. Al terminar la guerra, muchos presos fueron traídos a Asturias para cumplir condena trabajando como mineros en las diferentes explotaciones.

Ignacio, por la mano de su nieto, nos cuenta el choque que supone para alguien como él, acostumbrado al aire libre y la libertad del campo, habituarse a la oscuridad y el peligro del trabajo en la mina. Descubre también como ante los accidentes, las diferencias políticas, religiosas o de otro tipo desaparecen y todos se convierten en uno:

Es la mina. La puta mina. Cuando despierta para recordarnos quién es la más fuerte, a nosotros no nos queda más remedio que hermanarnos. Solidaridad de mineros.

Quizás porque lo que Nacho Guirado pretende es contar la historia de su abuelo y rendirle un homenaje, aunque la revolución del 34, la guerra civil y la posterior represión están presentes, lo hacen sin estar lastrados por el maniqueismo en que a veces se incurre (esos buenos buenísimos y malos, malísimos) y nos ofrece unos personajes con matices y por ello, muy creíbles.

Habla de las penalidades tanto de los que trabajaban en la mina y vivian en la colonia como quienes quedaron marcados como “rojos”. De cómo los hubo que se aprovecharon para sacar beneficio económico de la situación o vengar antiguos reoncores justificándose con la política (Faustino le cuenta a Ignacio que Isidro se la tiene jurada por culpa de una mujer)

Cabe la amistad entre personas de distinta ideología –Santiago, el ingeniero del pozo Mosquitera-y Onésimo, el médico; Adolfo, el vigilante y Faustino, el hermano de Luisa- algo que a Ignacio al principio le costará admitir. Nos habla de cómo a veces son las circunstancias las que te llevan a obrar de determinada manera (el soldado que vigila a Ignacio y que le mataría, más por miedo cerval al capitán y a Isidro que por rencor hacia él) De cómo hubo muchos, su propio abuelo entre ellos, quese lanzaron a la lucha con alegría, casi como un juego para descubrir luego la realidad de lo que es una guerra.

Termino con una cita de algo que dice Ignacio casi al final, y que me gustó mucho.

(…) hice lo que hice porque así eran las cosas. Alguien por encima de nosotros decidió que había que dividir el país en dos, y tú y yo nos encontramos peleando en bandos opuestos. Sufriste, pero recuerda siempre que tú perteneces a los que empezaron la guerra y la ganaron. Tu sufrimiento jamás se podrá equiparar al nuestro.

sábado, 11 de febrero de 2012

In Memoriam

  Hace una semana falleció  en Oviedo  doña Blanca Álvarez Pinedo,  quien durante muchísimos años, hasta su jubilación, dirigió el Archivo Histórico Provincial de Oviedo  (actual Archivo Histórico de Asturias). Fue además durante mucho tiempo una de las pocas profesionales de los archivos que hubo en Asturias y de su mano  se (nos) formamos muchos de quienes ahora nos dedicamos a ese menester.Pero además  de buena profesional era una excelente persona. Tranquila y de maneras amables, tenía sin embargo las ideas claras
Ese gesto de las manos era muy característico
   La  primera vez que vi  a Blanca fue precisamente aquí en Langreo, durante un seminario sobre archivística que organizó el Ayuntamiento con motivo de la inauguración del archivo municipal. Aunque asistí a él no pensaba entonces que mi futuro profesional estaba ligado a la archivística ni, muchísimo menos, que años después estaría al frente d eese archivo.

  Lo cierto es que mi formación y aprendizaje como archivera, como la de muchos de mis colegas, está ligada a la figura de Blanca Álvarez Pinedo. Trabajé como contratada en el Archivo Histórico,en la calle del Aguila, en dos ocasiones. También dependíamos técnicamente de ella cuando la Consejería de Cultura convocó las primeras becas del programa de recuperación de archivos municipales. O cuando al llegar a Langreo, y sintiéndome un poco (bastante, en realidad) me dió no solo buenos consejos, sino ánimos para enfrentarme al reto. 

  Estoy segura de que todos los que nos dedicamos a los archivos en Asturias, nos sentimos un poco huéfanos. 

Descanse en paz
  
(fotografía tomada de LNE)

viernes, 3 de febrero de 2012

El país de los niños tristes


  A todos los archiveros nos ha pasado; cuando en un departamento o concejalía tiene algo con lo que no saben muy bien que hacer, deciden enviarlo al archivo.  De esta forma llegó a mis manos “El país de los niños tristes” con el que los alumnos de 2ºB del Colegio José Bernardo ganaron el primer premio del 8º Concurso de Cuentos Solidarios

  El cuento,  que podéis leer aquí , no solo es enternecedor y te hace sonreir sino que contiene grandes verdades: La alegría puede romperse muy facilmente; también es contagiosa  y, lo más importante, todos podemos ayudar a que aquellos que la han perdido, recuperen la alegría  (que volverá a nosotros, tal como les habrá sucedido a estos alumnos cuando les concedieron el premio)


  En estos tiempos en que, tal como sucede en el cuento, la televisión, la radio y los periódicos, incluso los móviles,  solo nos hablan de malas noticias, quizás deberíamos hacer como estos niños e intentar recuperar la alegría (o cuanto menos fijarnos más en las cosas buenas que suceden a nuestro alrededor)