lunes, 28 de marzo de 2011

Los arquitectos municipales: apuntes (III). Manuel del Busto

Parte I aquí; parte II aquí

En total son seis los arquitectos que ocuparon el puesto durante el tiempo que vamos a estudiar. Se trata de Manuel del Busto, Enrique Rodríguez Bustelo, Francisco Casariego, Jose Ramón del Valle Lecue, Francisco Somolinos y Julio Galán.
Todos compatibilizaron el cargo con el ejercicio libre de la profesión; algo que puede resultar extraño, visto con nuestros ojos. Debemos tener en cuenta que entonces el número de arquitectos era mucho menor que en la actualidad; también lo eran las personas que podían contratarlos para que realizaran el proyecto de sus viviendas. Al mismo tiempo ¿y consecuencia de ello? no existía ninguna ley de incompatibilidades, al uso de las que conocemos ahora.
Me llamó poderosamente la atención la vinculación de todos ellos con Duro-Felguera. Solo hubo una excepción, Francisco Casariego; el resto realizó, en mayor o menor número, proyectos para esta empresa. ¿Vale aquí el mismo razonamiento aplicado al trabajo para particulares?


MANUEL DEL BUSTO
Fue el primer arquitecto municipal con que contó Langreo. Se le designó para el cargo en la sesión celebrada el 28 de diciembre de 1903. En esa misma sesión se estableció que el arquitecto debía tener su domicilio legal en el concejo.

Las principales obras llevadas a cabo para el Ayuntamiento son el Parque Dorado y el quiosco de la música que en él se encuentra. Como ejemplo de encargos recibidos de particulares, está la casa de Tomás Álvarez . Por lo que atañe a Duro-Felguera, llevó a cabo la Casa de Dirección (actual Hotel Palacio de las Nieves).

El edificio tras su reconversion en hotel-spa


El 25 de mayo de 1908 Del Busto presenta una instancia señalando que no puede continuar como arquitecto municipal y propone a la Corporación pasar a ser arquitecto consultor. Finalmente, el 20 de junio se aprueba la modificación de la plantilla de personal de obras, y se estipula el salario que cobraría Del Busto como arquitecto consultor en 1500 pts. Seguiría vinculado al Ayuntamiento hasta 1910 en que toma posesión como arquitecto municipal de Luarca.
porfolio.

jueves, 24 de marzo de 2011

Caballeros de la muerte

La participación en una ruta literaria basada en este libro y organizada por la biblioteca de Riaño, fue la inspiración para el taller de historia  que, en colaboración con el I.E.S. Jerónimo Gonzalez ha organizado el archivo este curso.

Alejandro M. Gallo
 Reconozco que anteriormente a la lectura de este libro, lo único que había leído de Alejandro Gallo (quien fue sargento jefe de la policía local langreana) habían sido sus colaboraciones en La Nueva España. Al comenzar a leer tenía cierto recelo ¿Qué tal escritor será? Si mi valoración sirve de algo, diré que me ha parecido bueno. Su estilo es austero, con frases cortas y una prosa sobria; la historia está contada en segunda persona, lo que provoca cierto distanciamiento que no le quita ni un ápice de intensidad ni de emoción a la historia.

Es una novela difícil de encuadrar, por un lado podemos incluirla en el género negro, al más puro estilo clásico. El protagonista de la novela vuelve a España, tras la muerte de Franco, para vengar la muerte de su hermano, ocurrida hace cuarenta años (eran maquis, guerrilleros) y para ello debe descubrir quién fue el asesino; hay afán de venganza –o de justicia-, violencia y nos muestra un lado muy oscuro de la sociedad.

Portada del libro
Pero es además una novela histórica -puede que el autor no esté de acuerdo con ello, al fin y al cabo cualquier novela que no transcurra en la actualidad podría clasificarse de tal- Remarco histórica y no “sobre la guerra civil” porque lo que nos encontramos es alguna referencia a la “preguerra” -la revolución del 34 (1934)- y a las guerrillas que tras el final de la guerra, siguieron durante algunos años hostigando al régimen.

Habla también del presente (de la novela) 1977; en España se está produciendo la transición, una constitución será aprobada en breve. Unos lo miran con esperanza y otros no quieren que eso suceda. Además, muerto el enemigo común, las diferencias entre unos y otros comienzan a hacerse sentir, ¡ay, la ideología!

Nuevamente vuelvo a caer en la contradicción al decir que es una novela dura –una buena cosecha de muertos, palizas además de otras torturas o la mención a los mareos, de los que no sabía nada – pero que al mismo tiempo me emocionó

La novela transcurre por tierras asturianas y de León pero la mayor parte de ella lo es en esta cuenca  minera en la que trabajo desde hace bastantes años. Reconozco muchos de los lugares que menciona y no puedo por menos de sonreír y recordar mi primer viaje como conductora por la carretera de Santo Emiliano cuando leo:

Observas desde el taxi el camino que asciende al alto de Santo Emiliano. Todavía no han conseguido eliminar sus curvas opacas en una pendiente que los mulos emprendían con asfixia. Llegáis casi a la cima que separa los dos valles, las dos ciudades, pero que confluyen en una misma historia.

Pienso en los chigres, ya casi inexistentes, en los que el suelo estaba cubierto de serrín para empapar la sidra que chiscaba el suelo al escanciar o en las botellas de sidra vacías que se acumulan en los mostradores o en las mesas (es la forma de llevar la cuenta de la sidra que se toma)

Cuando habla de la memoria histórica me vienen a la cabeza algunas de esas terceras generaciones con las que hablé y que me contaban algo muy similar a esto:

_La primera generación sufrió la represión, la segunda enmudeció, por miedo, por pánico, por asco, por…; la tercera se está preguntando que ocurrió, dónde están sus abuelos.

O me acuerdo de A. C. cuando me contaba habían interiorizado el miedo a hablar hasta tal punto que no fue consciente que no hablaba de ello hasta que uno de sus hijos le dijo que jamás les hablaba de aquella época. También de aquellos maestros que, nuevamente por miedo, habían quemado todos los documentos que les acreditaban como tales. Situaciones todas que viví en el trabajo y me quedaron muy grabadas.

Me gusta que se mencionen los archivos, aunque sea de refilón, y me alegro de que casi al final incluya esta frase:

La historia enseña que la memoria puede sobrevivir porfiadamente a todas sus prisiones y enseña que la justicia puede ser más fuerte que el miedo.

viernes, 18 de marzo de 2011

Lugares y palabras (II)

Vista del paseo central del Parque Dorado (sacada de aquí)

Monumento a los mineros situado en el parque Dorado (fotografía sacada de aquí)

(…) En Sama se encendían por la noche faroles de petróleo para alumbrar a los transeúntes. En la Pola, ni soñarlo siquiera. En Sama se comía carne fresca todos los días. En la Pola, salada todo el año. Excepto cuando a algún vecino se le antojaba sacrificar una res y vender una parte de ella. En Sama había ya un café con mesas de mármol. En la Pola, sólo algunas tabernas indecorosas. Por último, y ésto era lo que causaba más admiración y envidia entre nosotros, en Sama se había abierto recientemente nada menos que un paseo con docena y media de castaños de Indias puestos en dos filas y ocho o diez bancos de madera pintados de verde, donde los particulares se repantigaban todos los días para leer las gacetas de Madrid. Para llegar a tal grado de civilización era necesario que los lavianeses aunaran sus esfuerzos. Esto se repetía sin cesar en la Pola

(Palacio Valdés, Armando: La Aldea Perdida)

lunes, 7 de marzo de 2011

Los arquitectos municipales: apuntes (II)

Continuamos con la publicación del artículo sobre los arquitectos municipales langreanos. La 1ª parte  pueden leerla aquí

Arquitectos no municipales
El segundo punto del esquema podría decir más o menos arquitectos no municipales que realizaron obras relevantes para el desarrollo urbano del concejo. Se trata de Juan Miguel de la Guardia y Nicolás García Rivero.

Iglesia actual
 Nicolás García Rivero (1853-1923) fue arquitecto de la Colegiata de Covadonga y posteriormente, diocesano de Oviedo. Mientras desempeñó este último cargo y coincidiendo con el impulso que el obispo Martínez Vigil dio a la construcción de edificios religiosos, construyó la iglesia parroquial de Sama, que fue abierta al culto el 12 de diciembre de 1888

En 1886 Rivero abandonó el cargo de arquitecto diocesano para sustituir a Javier Aguirre como arquitecto provincial, tras la marcha de este último a Vitoria. De la lectura de los libros de actas se deduce que ocupando ya este puesto, participó en la redacción del plano de población de Langreo y en la apertura de algunas calles del concejo.


Las escuelas Dorado, tras la ampliación
Juan Miguel de La Guardia (1859-1910) fue arquitecto municipal de Oviedo desde 1882 hasta su fallecimiento, lo que no le impidió trabajar por toda Asturias. De su mano salieron el proyecto de Plaza Cubierta de La Felguera , que fue trasladada a su emplazamiento actual para acometerse la construcción del parque Dolores F. Duro. En los años 50 fue ampliada y reformada, suprimiéndose la cubierta de hierro y perdiéndose así un ejemplo ilustrativo de la arquitectura del hierro en Asturias. También fue el autor del proyecto de las escuelas municipales de Sama , remodeladas en 1984 para acoger la nueva casa de cultura.


(Nota: las fotos han sido tomadas de las páginas web Villa de la Felguera y Asturianos por el mundo, respectivamente)