jueves, 28 de julio de 2011

De vacaciones


En el archivo no tuvimos que llegar a estos extremos. ¡Buenas vacaciones! Nos vemos en septiembre.

jueves, 21 de julio de 2011

Un ejemplo de e-administración



Por las mañanas, mientras me preparo para venir a trabajar suelo oir la radio; me interesa sobre todo el estado de las carreteras y el tiempo, por lo que no hago demasiado caso al resto de las noticias. Sin embargo, siempre hay alguna que me llama especialmente la atención. Este lunes, fue una relacionada con Hugo Chávez.

Como saben, está enfermo de cancer y se ha sometido a una intervención quirúrgica en Cuba. Ahora, vuelve a la isla para recibir tratamiento de quimioterapia. Pero lo que me llamó la atención fue su decisión de gobernar desde allí y promulgar decretos utilizando la firma electrónica.

Cuando lo oí no pude por menos de exclamar ¡Esto si que es administración electrónica!

martes, 12 de julio de 2011

En otras palabras

 Hace poco, mientras leía Me casé con un comunista, de Philip Roth me encontré con un fragmento que me trajo a la cabeza a los alumnos del taller de historia y mi  lucha contra el Copy Taste. De esta última hablaré la próxima semana; ahora, les dejo el texto en cuestión.

Al comienzo de nuestra amistad, Ira me enseño tres hojas de papel, con el encabezamiento: “Algunas sugerencias  concretas para uso de Ringold”, (…): “Primero: ten siempre un diccionario a mano, que sea bueno y con muchos antónimos y sinónimos, incluso cuando escribas una nota para el lechero. Y úsalo. No te tomes a la ligera la ortografía y la precisión del significado, como te has acostumbrado a hacer. Segundo: escribe siempre a doble espacio, a fin de permitir la interpolación de ideas posteriores y correcciones. No me importa que eso no se acostumbre a hacer en la correspondencia personal: lo que importa es la exactitud de la expresión. Tercero: no amontones tus pensamientos en la página mecanografiada: Cada vez que te ocupes de una nueva idea o amplíes lo que ya has expuesto, inicia  un nuevo párrafo. Tal vez el texto parecerá un tanto espasmódico, pero será mucho más legible. Cuarto: evita los  clichés. Aunque tengas que darle la vuelta, expresa algo que has leído u oído citar con frases distintas de las originales. Una de tus frases de la otra noche en la sesión de la biblioteca puede servir de ejemplo: “Expondré brevemente algunos de los males del presente régimen…” Eso lo has leído, (…), y no es tuyo, sino de otra persona. (…)
(Roth, Philip: Me casé con un comunista)

viernes, 1 de julio de 2011

La última fosa. Revolución del 34: Caso abierto

Incorporamos a la biblioteca (virtual) del archivo otro libro de Alejandro Martínez Gallo. Se trata de La última fosa. Revolución del 34: caso abierto que junto con Una mina llamada infierno y Los Caballeros de la muerte, del que ya hablé, conforman la que algunos llaman trilogía de la mina.

Los libros están concebidos y pueden leerse de forma independiente, aunque los dos primeros (Una mina … y La última fosa) estén protagonizados por el Inspector Ramalho da Costa, alias “El Trini”. Si se les da la denominación de trilogía de la mina es porque el escenario geográfico de todos ellos son cuencas mineras: la leonesa (zona de Villablino) en el primero, la del Caudal en el segundo y la del Nalón en el último.

¿Por qué la incluyo en nuestra biblioteca? En primer lugar porque si bien  el escenario principal de la acción es Mieres, también aparecen Ciaño, de donde es “El Trini” y Sama ( la sidrería El Miramar o el antiguo cuartel de la Guardia  Civil) además de mencionarse el cierre de la empresa Menasa.

Encuadrada en el género nego es a la vez una novela histórica o sobre la memoria histórica. Desde este punto de vista me gustó mucho y es aquí donde encaja especialmente en nuestra biblioteca ya que hace alusión y describe bastante bien los sucesos de la revolución de octubre del 34 con especial hincapie en el ataque al cuartel de la Guardia Civil de Sama.

Como novela negra, me pareció demasiado “fácil” la forma en que El Trini y su amigo el Coronel encuentran las pistas para resolver el asesinato del 34 y también un pelín forzado la resolución del actual. Además, algunos personajes como los pijos ovetenses me parecieron demasiado estereotipados

 Puede que mi “dureza” de juicio provenga de haber leído en primer lugar Los Caballeros de la muerte. Por cierto que el autor se hace un guiño a si mismo  al hacer que mientras El Trini y El coronel están en una biblioteca, uno de los usuarios lleva en préstamo una novela llamada precisamente así: Los caballeros de la muerte  

En cualquier caso es una novela que se lee muy bien y que recomiendo tanto a los amantes del género negro (entre los que me encuentro) como a quienes buscan literatura relacionada con Langreo (entre los que también estoy)