Tras el pequeño parón de la Semana Santa, volvemos a retomar el ritmo bloguero:
Hace no demasiado tiempo alguien me comentaba que con la implantación de la administración electrónica los archiveros nos íbamos a quedar sin trabajo. Le respondí que no creía que fuera así ya que nosotros trabajamos con documentos, no con papel.
Independientemente del formato en que esté contenido (papel o bites) el documento seguirá existiendo y necesitan organizarse para poder localizarlos y utilizar cuando sean necesarios. Ese es la función de los archiveros, ser gestores de la información y datos que contienen los documentos–independientemente de su soporte, vuelvo a repetir- para que el usuario pueda acceder a ella.
Frente a quienes consideran que la de archivero es una profesión sin futuro (hay quien piensa incluso que no tiene presente) la realidad diaria me hace darme cuenta de que, por el contrario, somos piezas clave en este maremagnum informativo en que vivimos. Mi experiencia me hace darme cuenta de que son muchísimos quienes no saben filtrar la importancia y veracidad de los datos que encuentran en internet o que carecen de los mínimos conocimientos para poder llevar a cabo búsquedas eficaces.
Si está en vías de extinción, lo que por otra parte es una suerte, es esa visión equivocada de los archivos como lugares cerrados e inaccesibles y los archiveros como personas (normalmente viejos) tan avariciosos de los papeles allí contenidos que no quieren compartirlos con nadie. Pero de eso hablaremos otro día.
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