martes, 29 de junio de 2010

Memoria Histórica. Memoria. Historia. (I)

Inauguro hoy una de las secciones que compondrán este blog. A ella traeré algunas, si no todas, mis colaboraciones con los portfolios de festejos de Sama y La Felguera.Coincidiendo además con la festividad de San Pedro, traigo  este artículo (debido a la extensión del mismo, lo publico en dos partes)

(publicado en el porfolio de San Pedro, 2008)


(...) Retomo la idea, expresada hace algún tiempo, de que las ciudades son un poco como las personas . Los pueblos –utilizo el término en sentido lato- sufren a lo largo de su existencia transformaciones y cambios motivados por los diferentes acontecimientos y sucesos que se producen en ellos. Pensemos en nosotros: ¿acaso no somos fruto de nuestra educación, estudios y vivencias? ¿Somos los mismos que hace diez o veinte años? Sí y no; siempre mantendremos nuestra identidad pero, al mismo tiempo, el propio proceso de vivir hace que evolucionemos, que cambiemos; no somos seres estáticos. Es ese el sentido de semejanza al que me refiero en este artículo. Los pueblos no son entidades inmutables sino que, como nosotros, evolucionan y se transforman en función de los acontecimientos y hechos que en ellos y a ellos les ocurren.

Veamos esta similitud entre pueblos y personas desde otro enfoque. Imaginemos a alguien que por algún motivo padezca amnesia y haya perdido los recuerdos de su vida anteriores a un momento determinado. (...) ha perdido todas las referencias que le permiten comprender quien es y, lo que quizá sea más importante, por qué es así. Hará todo lo posible por recuperar ese espacio en blanco y en caso de no conseguirlo, pasará el resto de su vida con una carencia.

Langreo es como esa persona; ha perdido los recuerdos de una parte de su historia, su vida. ¡Sí! Aunque haya quien no lo sepa o no lo recuerde, Langreo existió mucho antes de que Pedro Duro viniera a instalarse por estos pagos. A lo largo de mi carrera profesional he observado que para la mayoría de la gente la historia del concejo comienza prácticamente en el S.XIX; algunos dan un salto mortal en el tiempo y pasan de los infanzones de Langreo a las minas de carbón y las fábricas siderúrgicas. Y en el medio, la nada histórica
Cuál es la causa de este vacío? Las propias actas municipales lo recogen:

[…] la terrible impresión del ataque […] por las ordas (sic) carlistas en la noche del cinco del corriente, las víctimas que ocasionó y la destrucción de su Casa Consistorial y Archivo Municipal […]
(.../...)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Hum! Hay esperar a la segunda parte para poder comentar. Pero si, estoy de acuerdo, los pueblos como las personas, cambian, y mucho. Sobre todo Langreo (¿pueblo? ¿pueblos?). No está de más conocer cómo han sido esos cambios y cómo serán los futuros.
Espero con ganas la historia de tu memoria o la memoria história.
UNAQUEFUEDESAMA

Ismael dijo...

Esa pérdida de recuerdos sería un poco como los que perdemos respecto a nuestra niñez. Se van desvaneciendo y siendo sustituidos por otros más recientes. No estaría mal poder recuperarlos, ¡al menos los buenos!.

El peligro con esas lagunas, muchas veces, es que se sustituyen por falsos recuerdos: cosas que nos imaginamos o que recordamos mezclando otros recuerdos diferentes. Así que es muy importante añadir algo de ciencia histórica a los recuerdos del pasado de las ciudades y pueblos.

Ismael

loquemeahorro dijo...

Sospecho que muchos no verán lo dramático de la situación, quizá porque mucha gente ve "La Historia", como un monolito sin resquicios que está escrito en letras de oro en alguna parte, y no comprenden que lo que conocemos del pasado se va formando poco a poco, con documentos como estos que se han perdido.

l'archivadora dijo...

UnaquefuedeSama; los pueblos cambian y Langreo ha cambiado mucho. Lo que no sabemos muy bien son los cambios que se avecinan.

Ismael, me gustaría que este blog sirviera entre otras cosas para qie la gente recupere sus recuerdos y conozca también algo de sus historias.

Loque, la gente piensa que la historia es algo completamente ajeno y que no sirve para nada. ¡Craso error!