Algunos comentarios de la entrada anterior alusivos a los ejemplos de reciclaje que mostraba, me han hecho recordar un fragmento de un libro sobre lo bello como contrapuesto a lo útil. Un tema solo aparentemente ajeno a los asuntos que se tratan en este blog.
(…) Todo lo que yo creaba no tenía otra utilidad que servir de complacencia a los sentidos, el agua saltando en el aire, los dibujos de la luz y de las sombras, las formas caprichosas de los setos o el aroma de las flores, y entonces pensaba que bien pudiera ser que la belleza estuviera en aquello que no servía para nada, como los poemas que leía Lucía, como las pinturas de los flamencos Jordaens o Teniers el Joven que llenaban de belleza muchos rincones del palacio, (…) o como las puesta de sol en el mes de junio, porque lo útil siempre era más feo, el azadón, el estiércol, las chimeneas de la fábrica, los pozos negros, los lavaderos del carbón o los animales desollados y listos para ser asados, quizá porque esa utilidad expresaba una necesidad y las del hombre andaban alejadas de la belleza, algunas incluso parecían innobles y grotescas, por eso yo me consideraba un ser privilegiado porque trabajaba en asuntos relativos a la belleza y además lo hacía al lado de un hombre sabio
(Argüelles, Fulgencio: El palacio azul de los ingenieros belgas)
2 comentarios:
No estoy muy de acuerdo con eso de que “bien pudiera ser que la belleza estuviera en aquello que no servía para nada”. La belleza debería estar presente siempre que fuera posible, hasta en lo más cotidiano y ordinario, y el objetivo de cualquiera debería ser hacer bello lo útil, y -en menor medida, pero también- útil lo bello (me viene de golpe a la cabeza la BAUHAUS). Eso sí, si la belleza hace que se pierda utilidad (esos anuncios bonitos que no se saben qué anuncian, o alguno objetos domésticos nada prácticos, por ejemplo), estamos perdidos!
xG
Coincido contigo, xGaztelu, en que utilidad y belleza pueden -y casi deben- ir unidos. Pero también es cierto que el texto refleja una mentalidad que había -puede que aún haya-que consideraba que ambos conceptos iban separados. Quizás asociaban lo bello a algo más fragil, delicado, poco resistente.
Prueba de esa mentalidad de lo que importa es la utilidad son las bañeras o somieres del otro artículo. O que en algunos pueblos y personas aún se distinga entre la ropa de diario -resistente y sufrida -y la de domingo.
Y ahora está viniéndome a la cabeza otro posible tema- El diseño útil. (Este blog cada vez tiene más de batallitas y menos de archivo ;) )
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