martes, 5 de marzo de 2013

Lavaderos, fuentes y abrevaderos.

Cuando pensamos en obra pública inmediatamente nos vienen a la mente Puentes, auditorios, polideportivos, autovías… Si la pregutna se la hubieran hecho a nuestros abuelos o bisabuelos, ellos probablemente también hubieran mencionado los puentes (aquí en Langreo se insistió en la necesidad de un puente entre Lada y La Felguera) pero en lugar de auditorios o polideportivos habrían citado lavaderos, fuentes o abrevaderos.


Lavadero en Soto de Agues (sacada de aquí)
Ahora se nos hace inconcebible pensar en una vivienda que no tenga al menos dos baños; por supuesto, la lavadora –puede que también la secadora- son elementos indispensables en la vivienda. En cuanto al agua corriente, solo somos conscientes de su presencia y utilidad, justamente cuando algún corte nos impide contar con ella.

En realidad, esas comodidades llegaron a las viviendas (o se generalizaron) a mediados del siglo pasado. Aunque pueda parecernos absurdo, la construcción de lavaderos y fuentes fue todo un avance en las condiciones de vida y trabajo de las mujeres. En lugar de tener que ir a lavar la ropa al río, podían hacerlo en los lavaderos, edificios construidos precisamente con esa función.



Si leemos las primeras actas municipales que conserva este ayuntamiento nos encontramos con continuas quejas de los vecinos respecto a las compañías carboneras. La explotación de las minas hacían que el agua de los cauces disminuyera o bajara tan sucia que hacía imposible su uso doméstico. A veces eran los manantiales o fuentes los que desaparecían con motivo de las actuaciones de estas compañías.

Comenzaron así a proyectarse y construirse fuentes y lavaderos. En esas mismas actas vemos como se suele pedir a las empresas que corran con el coste de la obra, ya que han sido ellas las causantes del prejuicio. Otras veces , solo se les pedía que sufragaran una parte del coste de la obra; especilamente cuando no existía suficiente dotación presupuestaria (lo más frecuente).
Pensemos en las fuentes que adornan nuestras ciudades. Efectivamente, su función es meramente ornamental al que en determinados casos se le añade el de lugar de reunión de un triunfo, normalmente deportivo (Cibeles en Madrid o la Gabinona en Oviedo) Pero en su día fueron los elementos sobre los que se basó el suministro de agua a los pueblos. Nos lo demuestran no solo los abundantes proyectos y presupuestos para su construcción y/o reparación sino también los expedientes de expropiación de terrenos para instalar en ellos dichas fuentes o los citados lavaderos.


La tabla de lavar se ha convertido en pieza de museo

Uno de los modelos más habituales, con mayores o menores variantes, es la contrucción en un único elemento del lavadero, abrevadero y fuente. Puede ser un edificio cerrado en que solo se instalan los lavaderos (en mayor o menor número); techado pero sin paredes –únicamente los pilares sobre los que ese sustenta el techo; lavadero y fuente dentro del interior, y el abrevadero en la pared externa.

También puede construirse únicamente fuente y abrevadero para el ganado. Recordemos, aunque a veces se olvide, que también existía agricultura y ganadería, aunque fuera para el propio uso familiar.

Esta semana vendrá un investigador a consultar los fondos que sobre lavaderos tenemos en el archivo. Eso es lo que me ha llevado a repasar la documentación y al hacerlo me he dado cuenta de que se trata de obras más complejas de lo que a simple vista puede parecer. Hay que dotarlos de tuberías, desagües, depósitos para el agua. Hay que hacer obras de excavación, no solo para los cimientos sino para las tuberías. El lugar además debe estar próximo a un arroyo u otro lugar que tenga agua.

¡Con lo sencillo que nos parece ahora poner la lavadora!

(No dispongo ahora mismo de  imágenes de planos o fotografías de lavaderos o fuentes langreanos por lo que no he podido incluirlos)

1 comentario:

Cristina dijo...

en cada pueblo existia una lavadero donde las mujeres y van a limpiar la ropa ,que recuerdos